SER CULTO PARA SER
LIBRE


domingo, 15 de noviembre de 2009

LECTURA EN LA CASA DEL ESCRITOR...



Ayer asistí a leer un texto de mi autoría dicho esto de manera ufana, que lleva por nombre “ASÍ FUE…ASÍ SE FUE MURIENDO” esto ocurrió en la casa del escritor, en el marco de onceavo Festival Cultural de Puebla en la rama literaria por supuesto, me invitó Gerardo Oviedo, maestro y amigo, además escritor consumado, responsable de esta parte del festejo.

Concurrí a este maravilloso sitio custodiado por las dos mujeres más importantes y bellas de mi vida, hubo otra pero precisamente sobre ella escribí el relato que en ese lugar leí, y lo garrapateé por que se murió, justo por ello… porque dejó su lugar para que aprendiera a vivir sin ella, como ella misma lo hubiera deseado, lo sé porque fuimos la misma sangre, la misma vida, cuando menos los nueve meses que me gestó y los cinco kilos que le pesé.

Annie Marcela López Bonilla, el dieciocho de diciembre de este año, habrá de presentar su examen profesional para obtener la licencia que la acredite como Arquitecto por la Universidad de la Américas, mismo liceo en que la mujer que amo y yo cursamos nuestra educación universitaria, Annie es la hija mía, la mejor que pude haber tenido, misma que el Padre me hizo favor de enviarme para compartir esta relación filial de padre y retoño.


Julieta Pérez Safady: hermosa mujer, culta en extremo y depositaria de los amores otoñales míos (como dicen los poetas). Ella: madre, profesional, empresaria y lectora voraz como pocos en el mundo, también me hizo la bondad de guarecerme con su fausta compañía en esta experiencia nueva y atemorizante. Julieta, también motivo de muchas letras que se le desparramaron a mi corazón e incluso algunas, dicho de manera arrogante se hicieron quizá poesía…

Bueno, pues llegó el momento de compartir el gusto por las letras escritas y leídas, maravilloso instante de conjunción entre estos dos quehaceres intelectuales, estando en la mesa de honor y en compañía de cinco damas y otros dos caballeros “escritores” como maravillosamente nos llamaron, dieron comienzo las lecturas, no sería honesto si no mencionara que los temores y los nervios me estaban invadiendo, sin embargo al paso de los minutos los espasmos del susto menguaron, y así cuando llegó mi turno pude leer de manera suave, las letras que le escribí a aquella mujer muerta a la vida y viva en mi corazón…


Me llevé conmigo y con mis mujeres un exacerbado sentimiento de hacer bien las cosas y estas hechas con amor, sin el más mínimo tinte de interés económico o ulterior, sólo por el placer de la literatura… he escrito algunos cuentos, quizá muchas poesías y relatos como este sobre mi madre y su etapa final en la vida… en esta vida.
Sólo me resta decir que esta mínima intervención en este Festejo Cultural me ha dejado un dulce sabor y que mientras siga siendo invitado a actividades como esta, sin duda ahí estaré.

Al cumplir con todas las lecturas programadas de los cuentos o relatos… un hombre mayor poseedor de unas barbas blancas y una sapiencia propia de los caballeros como él, pues a leguas se le respiraba la cultura y las letras le rebozaban en sus palabras, nos felicitó por nuestros humildes esfuerzos y concursos literarios, nos conminó a continuar plasmando nuestras fantasías, nuestras angustias y nuestras catarsis, para que otros las lean o las escuchen; a este venerable maestro lo llamaron “Papá Oviedo” e incluso lo vitorearon con una porra como coloquialmente los hacemos los mexicanos… Pues Papá Oviedo nos platicó una anécdota, en la que hace algunos ayeres fue convocado a una rueda de prensa por un presidente de nuestra patria, que huelga decir que no era una persona honorable por eso omito el nombre de ese ente, y que pues este santo varón les decía que iba a dar comienzo un festival literario, Papá Oviedo y sus colegas se sorprendieron, y ante la expectación de los periodistas, anunció este personaje que vendría enormes literatos de allende las fronteras, pues como es sabido el malinchismo es rampante entre los más ignorantes e incultos como es el caso de la clase política, así dicho esto, el Maestro Oviedo – dijo – Hoy hemos estado en este recinto leyendo y escuchando LITERATURA, misma que ha sido hecha en Puebla y por hoy no necesitamos a otros que nos vengan a mostrar sus trabajos… incluso también hizo mención de lo siguiente: Quizá de esta mesa y nos señaló salga la próxima Rosario Castellanos ¿Por qué no? Y con esto concluyó… sus palabras fueron muy gratificantes.

Finalmente sugiero de manera suave a los poblanos y a los que no lo somos pero vivimos en este maravilloso valle… asistamos a los múltiples eventos formativos e ilustrativos que se ofrecen en los diversos recintos culturales, tales como: La Casa de la Cultura, La Casa del Escritor, y todos los diversos museos que existen en esta bella Angelópolis…


Por ahora es cuanto compañeros…


Carlos López Carmen

columnarebelde@hotmail.com