SER CULTO PARA SER
LIBRE


martes, 29 de marzo de 2011

Al ratón Perez no lo engañas como quiera




Lo que sabe el ratón Pérez…

Dijo la mamá de Estrellita: Me mandaron llamar de la escuela de los niños, así que asistí y de lo siguiente me enteré: Sucede que en el salón de Estrellita a una compañerita se le había caído un diente justo ahí en la aula escolar; la niña que de nombre es Katia, (gordita, morenita y enorme de talla para aquellas edades, quizá esto se deba a los nuevos alimentos quesque balanceados llenos de hormonas de crecimiento y conservadores), pero bueno, el caso es que Katia muy emocionada le dice a la Miss, ¡Maestra, maestra, mire, se me calló por fin un diente!; Estrellita que ya conoce esta experiencia por sus hermanos: Guga el mayor y Pepeka el menor, pues a ella todavía no se le cae ninguno, puso ojos alertas y rostro de suspicacia.
La maestra se acercó hasta el pupitre de Katia, llevó en la mano un “kleenex” para limpiar las gotas de sangre que había en los labios de la niña por la pérdida del incisivo, y ambas se regocijaron del acontecimiento que da comienzo a un ciclo de la infancia que de una u otra manera todos hemos tenido que vivir, que es: el de ser chimuelos.
La clase continuó, la Miss le había recogido el diente a Katia para que este no se extraviara, la maestra lo puso sobre su escritorio dentro de una tapa de algún frasco, la clase continuó como de costumbre entre enseñanzas, risas y sonrisas de estos pequeños párvulos, pues esta historia se desarrolló en un kínder de las tierras lejanas de la Vera-Cruz, y pues bueno, las horas pasaron, y llegó en momento del recreo y luego la magnífica hora de la salida, podría dar fe verdadera que todos lo que pisamos la escuela nos encantaba la hora de partir a nuestras casas…
Niñas y niños prepararon sus útiles dentro de las consabidas mochilas y los recientes back packs (que por cierto ahora son rodantes), en ello se hallaban, cuando Katia se dirigió a la maestra para pedirle que le diera su diente, la maestra tornó el rostro hacía su escritorio para ubicar el mismo, y sorprendida se percató de que este como se dice: “había volado”.
Se cernió en la atmosfera del salón una densa nube incolora de ansiedad… - Pues, ¿Dónde se hallaba el diente?, la Miss detuvo todo lo que hacían los infantes y les cuestionó diciéndoles ¿Niñas y niños, aquí en mi escritorio deposité el diente de Katia, quién lo cogió y a donde lo tiene? y amenazó con lo siguiente: si no aparece, no nos vamos a nuestras casas…
Las inocentes crías se miraban unas a otras sin saber la mayoría de ellos que ocurría, la maestra insistió en saber el paradero del diente, así que al no recibir respuesta de los chiquillos, se pronunció por examinar mochila por mochila de cada uno de ellos… no llegaba al final de la requisa cuando le llegó el turno a Estrellita. La Miss, con la anuencia de la enigmática y silenciosa en ese momento estrella de nuestro relato, dio inicio a la indagatoria dentro de la mochila de la infanta, no había sacado la maestra ni dos cuadernos cuando como por el arte de los artilugios un mago fabuloso, nuestra pieza dental iluminó el rostro de la Miss. La maestra se volvió a mirar a Estrellita y le inquirió ¿Por qué está aquí el diente de Katia? Estrellita indignada contestó, ¡Es mío! Pronunció estas palabras haciendo esfuerzos denodados por no mostrar su dentadura cubriéndola con los labios, por lo que no podía hablar con soltura, la maestra insistió, este el diente de Katia, ¡No!, repuso Estrellita, ¡Es mío!, sin dejar de hacer los fervores para que no se pudiera ver claramente su dentadura completa. La maestra un tanto molesta le dijo a la niña, Estrellita esta pieza dental es grande como los de Katia, los tuyos son pequeños.
Estrellita, haciendo mohines de enojo y desconcierto… medio aceptó lo que la maestra decía. Esto fue lo que hablo la maestra con la mamá de nuestra Estrellita.
La madre de Guga, Pepeka y Estrellita, ya en la casa y posterior a los sagrados alimentos, dijo: En esta familia hay un robatero o una robatera, (termino de la jerigonza infantil doméstica), así que los voy a dejar para que hablen entre ustedes que son los hijos de la familia y sepan quién nos puso en vergüenza y a ver qué haremos al respecto.
La mamá sabia como todas se dispuso a escuchar agazapada por ahí el debate respecto al “robaterismo”, dio comienzo Guga que es el mayor reprendiendo a Estrellita, le dijo muy serio y muy molesto, ¿Estrella para que hiciste eso?, ¿Qué nos sabes que ser “robatera” no es bueno?, la niña se defendió con poco ahínco, ¡Yo no fui!, Pepeka el otro hermano también la reprendió diciéndole que “si” había sido ella y la cuestionó, ¿Para qué lo querías si ese diente no es tuyo?, Estrellita sin poder más con la presión fraterna, se descosió de los labios y respondió, por cierto muy enojada, ¡Bueno ya!, quería el diente para ponérselo al ratón Pérez y me dejara dinero.
Ambos hermanos no pudieron dejar de sorprenderse por la osadía de la pequeña de la familia. Tomó la palabra el Pepeka, (hermano de en medio como se le dice al familiar que nace entre el mayor y el menor), y le dijo a Estrellita, reprendiéndola y al mismo tiempo informándola de la sabiduría del ratón Pérez: Estrella, ¿Y qué pensabas, que podías hacerle trampa al ratón?, él se iba a dar cuenta que no es tu diente y no te iba a dejar ningún dinero ni nada.
Por ahora es cuanto compañeros…